La Corrupción salvará a Venezuela

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El número de diferentes expresiones para describir un fenómeno dado, es directamente proporcional a la reiteración o inexistencia del respectivo fenómeno . . .


 

  Cuentan que en una isla perdida de cierto archipiélago del Pacífico, no conocen la homosexualidad. Algo que, a su vez, se ha reflejado en el idioma porque los lugareños de allí, apenas utilizan una o dos palabras para referirse  al movimiento gay.

Es sabido que el número de diferentes expresiones para describir un fenómeno dado, es directamente proporcional a la reiteración o inexistencia del respectivo fenómeno. Lo demuestra con creces, la denominada robolución bolivariana a tenor de las decenas, centenares o tal vez miles de sinónimos que se emplean, en la actualidad, para denominar la corrupción administrativa.

 

Guiso, trinquete, bajarse de la mula, no dejarme en el aparato, dame lo mío, ¿Cómo quedo yo ahí?, ¿Cuánto hay pa’ eso?, carne en el gancho, estar en el ajo, ir pegao, queso, ñiquiñuqui, chocozuela, clavarle el diente al jamón, mordida, zampada, la moñoñada, acercarse al sabor, ¿me quieres o no me quieres?, lo mío que me lo dejen en la olla, arrase, caída, la mesa limpia, estar en la teta, !con mi “Audi” no se metan!, !dame mi “Hummer”, papito!, movimiento ‘e bemba y pegarse a la verruga, éstas ultimas cuatro expresiones cuyo empleo ha crecido como la verdolaga en los últimos ocho años, no sabemos exactamente el motivo. Todo ello sin contar la elevada suma de gestos, morisquetas, ronquidos, expresiones corporales y hasta sonidos guturales en clave Morse, para ponerse a salvo de escuchas indiscretas.

Esa fruición, comezón, picazón, ese furor de Mesalina de los sedicentes revolucionarios por conjugar el verbo pecular en pretérito, antecopretérito, futuro pero sobre todo en presente pluscuan-perfecto, no solo se reduce al aporte  lingüístico.

¿Cómo pueden unos sujetos mentalmente medio tarados o tarados y medio acceder a unos milloncejos en moneda dura o hacerse accionistas de una empresa de telefonía celular, un banco, una atunera, un haras de purasangres o quedarse con una buena tajada de barriles de Pdvsa?

Es el aporte de la corrupción a la denominada redistribución bolivariana de la riqueza. A saber: pa’ los tierrúos, las migajas del Barrio Adentro, Mercal y las supuestas misiones. Pero para la jai y la culai de los disminuidos mentales que han accedido a las alturas de Poder, la denominada parte del león - o del gorila - única posibilidad cierta de salir de abajo, porque ya esta visto que son gente a través del trabajo tesonero y honesto, no puede aspirar mas que  a una chamba como servicio de adentro de esas misma mansiones del Lagunita Contrisss Cluss que ahora ocupan como potentados.      

Pese a todo y por paradójico que parezca, la corrupción tiene un papel redentor. Nos referimos al carácter participativo, pero sobre todo, protagónico en la salvación de la Patria. Por lo menos desde la perspectiva de quienes alentamos una salida pacífica y vemos en el CNE, el TSJ y la Fiscalía obstáculos insalvables para propiciarlas. Es aquí cuando emerge como única posibilidad incruenta, la obsesión de acumular dólares, yenes, euros y moneda dura, de los supuestos jefes revolucionarios.

- ¿Y donde voy a disfrutar esta boloñota que me he metido, en los últimos ocho años? ¿En Cuba, en Irán, donde el “hermano” Evo o en la república del Socialismo del Siglo XXI, donde ya ha comenzado a escasear hasta el papel toalé? !Qué va oh! -  es una pregunta que se ha comenzado a formular con connotaciones, casi, magnicidas el llamado gobernador de los Ojos Verdes. Pero lo mismo se la estarán haciendo “Audi” Rodríguez, el general llorón, como tantos otros ministros del Poder Popular, presidentes de empresas del Poder Popular y traficantes del Poder Popular acercados al sabor, menos Popular, porque ya está visto quiénes son los que se quedan con el lomito.

Como se ve, esa superchería del supuesto el Socialismo del Siglo XXI da cáncer, pero la corrupción lo cura.

 

© 2007 Derechos Reservados - Nelson "Lonpleipelúo" Ramírez