La Concentración

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En el deporte, como en la política, la llamada falta de concentración se ha convertido en la principal causa de debacles . . .


Parte baja del noveno inning de un Caracas-Magallanes. Dos outs,  bases llenas y en circulación, la carrera de dejar al equipo visitante en el terreno. Para recordarle los puntos débiles del bateador o simplemente calmar a un poco a Ughet Urbina, lanzador de su equipo, el manager, Pompeyo Davalillo camina con pasos pausados hacia la lomita. El drama es nacional. Además de los aficionados que se apretujan en el graderío, son 24.556.322 televidentes que no le quitan la vista de las pantallas, para no perderse el mínimo detalle, del último y decisivo encuentro de la temporada.  

Luego de darle rienda suelta a la fruición peloteril de escupir y rascarse con insistencia, donde la llamada “copa protectora” pierde su decente nombre, ambos conferencistas dan por terminada la plática. Segundos después, todo está perdido. Pero el locutor que ha descrito las incidencias del juego, explica la derrota con una teoría novedosa ¡Qué equivocación de estrategia, qué lanzamiento donde no se debe, ni qué mal de ojo, a causa de la cátedra de pésimos modales dictada, ante la mirada atónita de millones y millones de espectadores! Urbina y Davalillo fueron víctimas de “falta de concentración”.

Las derrotas en fila que ha encajado Michael Schumacher, no son porque la Fiat, se encuentra al borde de la bancarrota y su Ferrari pistonea por falta de presupuesto. Tampoco por el surgimiento de  pilotos jóvenes, más suicidas y con mayor hambre de victoria. Días atrás, también le escuchamos a un comentarista especializado, desarrollar la misma teoría. Schumacher, pierde la concentración en la pista. Con seguridad, el todavía campeón al pasar con su coche frente a las tribunas, a 355 kilómetros por hora, se pone a pescar picones de las despampanantes fanáticas que asisten al espectáculo y se comprenderá que así, no se puede regresar al podium de ganadores.

LA MADRE DE LA DESCONCENTRACION. La falta de concentración es siempre aparente. Uno  piensa en lo que le interesa. Solo que si no lo hace en el lugar y en la oportunidad adecuada se hará acreedor de admoniciones, como las citadas al comienzo de la presente crónica.

La llamada falta de concentración se adapta mejor a la política, que a las incidencias surgidas en la cancha. Una sociedad, distraída, olvidadiza por naturaleza, proclive a irse detrás de la primera montonera, no colapsa por disminución de su masa muscular, por falta de entrenamiento o por una noche loca antes del partido crucial. La debacle en un campeonato de pico-pico, lo mismo que la elección de un lunático como jefe de Estado, concluye, donde comienza un caso clínico de falta de concentración ¿Y en qué estaría pensando esa gente cuando colocó a tal bandolero en la presidencia de la República? –le escuchamos por la TV por cable a señora, cuando se quejaba de las tropelías de Charles Taylor, depuesto presidente de Liberia.

Salas Römer, por mencionar un caso cercano, no ha lanzado su candidatura por mesianismo o ambición desmesurada. Sus compañeros de la Coordinadora, cometen una injusticia al juzgarlo. Como nadie lo puso a repetir “revocatorio, revocatorio, revocatorio”, 20, 30 veces por minuto, el hombre se desconcentró, se miró sentado en Miraflores en lugar de darse cuenta que primero hay que salir de Chávez  y he aquí, que en cualquier momento se estrella contra una cuneta, igual que un campeón de velocidad que mira hacia donde no debe.

DESCONCENTRACION BOLIVARIANA. Nosotros, acostumbrados a negarle el agua y el pan, tenemos que reconocerlo. La llamada Revolución Bonita ha sido una víctima más de esta epidemia, si nos atenemos a las sesudas explicaciones de muchos cronistas deportivos

Son las 8:45 p.m..Usted es un abnegado funcionario bolivariano. Llegó muy temprano a su oficina en Cadivi, pero como la jornada ha sido agitada, tuvo que tramitar centenares de documentos sin saber, casi, lo que firmaba ¿Porqué en lugar de unos dólares para los hospitales metropolitanos, autorizó varios millones para la “Asociación de Hoteles de Sábanas Calientes de la Panamericana, Fila de Marches y sus Alrededores”? Para responderse la pregunta seleccione una de las siguientes opciones: (a) Porque los hospitales de Peña y la salud de los caraqueños le importan un cipote; (b) Porque estaba muy ocupado con la entrega del otro milloncejo para el próximo viaje Presidencial; (c) ¡Qué hospitales, ni qué viaje Presidencial! Usted se pasó todo el día en lo suyo: contabilizando los saldos de sus cuentas en Suiza.

Un típico caso de aparente falta de concentración. Solo que en tales casos los autogoles bolivarianos terminamos por pagarlos, los venezolanos.

 


© 2003 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio