La CIA Ataca de Nuevo

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La denuncia de Fidel Castro de haber sido víctima de 600 intentos de magnicidio planificados por la CIA, crea desasosiego en Caracas . . .


 

 

AHORA PUEDE SER REVELADO. En otro tiempo la desclasificación de los archivos top secret, corría por cuenta de la propia CIA. Una manera un tanto bobalicona de posar como arrepentida.

Pero los tiempos cambian, los actores y las vocerías  también, de modo que por esta vez, la confesión de los pecados de la tenebrosa agencia la asumió el mismísimo Fidel Castro. Nos referimos a la divulgación de los documentos según los cuales en las últimas cuatro décadas, la recontrainteligencia norteamericana orquestó 600 planes para cometer magnicidio en Cuba. Como lo leen: 600 complots, entre envenenamientos, atentados dinamiteros, utilización de la macumba, de misiles inteligentes, tabacos emponzoñados, tiña tonsurante inoculada en la legendaria chiva para debilitar la musculatura revolucionaria, como los filisteos lo hicieron con Sansón. En fin, una tentativa por mes, casi, que hasta la fecha de estas revelaciones habían permanecido en la más absoluta reserva.

 

- Ya, conmigo, perderían el tiempo porque nuestra revolución ha avanzado demasiado. Pero ¿y “él”?… – expresó Castro, mientras depositaba sus angustias, en quien según sus predicciones, será el destinatario de las próximas 600 intentonas de la eficientísima Agencia.

LOS ATENTADOS QUE ESTUVIERON MAS CERCA. El primero en  autorizar el exterminio de Fidel, fue el viejo Einsenhower. Ocurrió al  final del mandato de este último (“como sea pero que sea, a mi no vengan a confundir con detallitos”). Anthony Applesmith, un duro de las operaciones sucias, fue el seleccionado para hacer un limpio trabajo. Luego de un riguroso entrenamiento el mercenario fue lanzado en paracaídas sobre La Habana. Pero cosas del destino. A causa de un ventarrón, en lugar de aterrizar en Varadero o en el Malecón, Appelsmith vino a tocar tierra en Caracas, donde casó con venezolana, se hizo miembro de “Venachamb” y de inmisericorde sicario mutó en pacífico, pero sobre todo, próspero importador de condones y píldoras anticonceptivas que en ese entonces comenzaban a constituir moda. Las recientes revelaciones aseguran que ni siquiera Einsenhower se enteró del fiasco. Hasta sus últimos días, la CIA le hizo creer que Castro era hombre muerto y que el barbudo que fusilaba a diestra y siniestra era un doble - algo parecido al original - al servicio del Tío Sam.

La invasión de “Bahía de Cochinos” fracasó porque la  “Central Inteligence Agency”, infalible como en los restantes 599 atentados, le garantizó a Kennedy que los cubanos de la isla se sublevarían apenas se enterasen del desembarco. JFK fue muy cuestionado por perder tantas vidas. Lo que jamás perdió fue su buen humor. Después del descalabro, cada medianoche llamaba a casa del director de la citada agencia, lo levantaba de la cama, le susurraba: “¡Cochi-cochi-cochi!” y le tiraba el teléfono.

Richard Nixon, un hombre práctico antes que todo, decidió que era hora de buscar verdaderos profesionales. Convocó a los representantes de la CIA, pero acompañados de varios jefes de la mafia. En las célebres cintas, se escucha la carrasposa voz de Dicky-tricky,  dando a los matones las  instrucciones de rigor:

-Ustedes que son bien (censurado) se van para esa (censurado), me (censurado) a ese (censurado) y si fallan (censurado) los (censurado).

Tres de los miembros más letales de la Cosa Nostra, tomaron a su cargo la operación pero se cometió el error de abonarle viáticos a razón de cien dólares por noche, por lo que los mercenarios en lugar de proceder a la brevedad del caso, se dedicaron a pasarlo gordo con el enjambre de jineteras que pululan en La Habana, fruto del progreso y las oportunidades de empleo que ofrece la revolución. Total, que la CIA tuvo que reasumir el proyecto. En cuanto a los pistoleros, fueron cesanteados por sus capos en tres bloques de cemento, que hoy reposan en algún rascacielos de New York.

EL VERDADERO SOSPECHOSO. Lo sabe cualquier investigador. El sospechoso de un  delito - desde magnicidio hasta los cuentos chinos - es quien se beneficia del mismo. El mejor guardaespaldas de un candidato a sufrir 600 hipotéticos complots es, precisamente, quien ha salido ileso de 600 hipotéticos complots. Lo decimos más allá del carácter asustadizo del presunto objetivo, pues es asunto de  know how o tecnología que se cobra con petróleo.

Le auguramos muchos años de vida a la hipotética víctima, aunque durante todo ese tiempo se convierta en prisionero de los anillos de seguridad colocados por su supuesto protector.

- ¿Quiere un audiencia con el señor Presidente? A ver, diga cobbata.

- Corbata.

 Y así, cualquiera engrosa la lista de sospechosos de los próximos 600 atentados, y además, de ser agente de la CIA

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio