Knockout Parado

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La frase es de Voltaire: La cobardía, es la madre de la crueldad . . .


EL JOVENCITO se volvió a poner de pie, como impulsado por un resorte. Fracciones de segundos antes, un certero hook a la mandíbula conectado por su oponente, lo había hecho rodar por la lona.

- Nombre, apellido y además, dígame cuál es su apodo, le preguntó el árbitro, una vez concluído lo que se conoce con la ironía de "conteo de protección".

- Juan Nepomuceno Raimírez Robles, pero en las carteleras me anuncian como "El Novillo Indómito", respondió el muchacho, en medio de los saltitos característicos de esos atletas.

El diálogo que tenía lugar sobre el entarimado, apenas era perceptible. Esa noche, los aficionados que se habían dado cita en el Nuevo Circo de Caracas, estaban exaltados como pocas veces. Así, que los chillidos que provenían de la gradería, se sobreponían a cualquier otro sonido en varias cuadras a la redonda.

- Ahora, repreguntó el árbitro, para asegurarse si aquel hombre podía seguir en combate: ¿Dígame qué hora es y dónde estamos?

- En la manga de coleo de Araure, Estado portuguesa, y son las doce del mediodía...

PARALELELISMO CULTURAL. En algún momento habrá que prohibir el pugilismo. Es verdad, hay otras prácticas deportivas, - las carreras de motos de alta cilindrada, por nombrar alguna - con un saldo de muertes y mutilados más alto. Pero la razón de ser del boxeo es perversa. Dañar al adversario. Lastimarlo, herirlo, causar estragos en su integridad física, con el subsecuente resultado de desechos de hombres, una vez que los atletas se ven obligados a pasar al retiro.

Aparte de su brutalidad, hay un paralelelismo incontestable entre el llamado mundo de Fistinana y la existencia, tal como la vivimos y sufrimos a diario los mortales ajenos a esa práctica deportiva. Golpes bajos, peleas arregladas, traiciones, jueces vendidos, esplendores y caídas con estrépito, en fin.

Faulker, Cortázar, José Martí, Hemmingway, Jack London, Byron, Irwin Shaw y más recientemente autores como Norman Mailler, Umbral, Joan Carol Oates y Osvaldo Soriano, han sido algunos de los muchos que han atrapado esos puntos de encuentro, esa similitud entre la vida y el pugilismo, aparte que en relación con esos paralelelismos se han rodado producciones cinematográficas verdaderamente memorables: Fat City, de Leonard Gadner; Toro Salvaje, por la que Robert de Niro recibió una nominación al premio de la Academia, por su papel de Jack La Motta; The Set-up; Marcado por el destino; Réquiem por un peso pesado; Idolos de barro; Muhammad Alí, estrenada meses atrás y La Gran Esperanza Blanca, que relata la tragedia de discriminación racial, soborno e intimidaciones por las que tuvo que pasar Jack "Huracán" Johnson antes y después de su pelea con Willard (Se le estima a los lectores, no confundir las grandes películas del género, con los bodríos protagonizados por el afeminado de Stallone).

PATARUCO. Aparte de la tragedia del peleador que está de pie pero ha perdido la noción del espacio y del tiempo, esta práctica deportiva ha hecho otras contribuciones para la mejor comprensión del comportamiento humano.

La de los atletas con escasa presencia de ánimo para hacerle frente a las situaciones difíciles, por nombrar un ejemplo. Para hacernos entender mejor. Guapos cuando van arriba en las tarjetas, pero cobardones cuando tropiezan con un contrincante en igualdad de condiciones o capaz de sobreponerse a la adversidad.

- Ese hombre es pataruco, la inapelable sentencia correspondía a Rafito Cedeño, infatigable cazador de talento boxístico.

Ocurre que nada más de mirarlos por primera vez, Cedeño los reconocía. Era el producto de años de recorrer palmo a palmo las costas venezolana y colombiana, desde Cariaco hasta Cartagena, tras un futuro campeón de peso welter, de semi-completo o de cualquier otra categoría. Pero Cedeño tenía que proteger sus inversiones. Después de todo, en el combate, político o deportivo, hay que aprender a descubrir a los sujetos que a la primera situación de apremio lo mismo tiran la toalla, que se rinden sin reventar un disparo.

Pasaba revista a todo lo anterior, con motivo del paro cívico del 10 de diciembre y de la gigantesca marcha contra la persistente siembra de odios entre los venezolanos. Dos verdaderas manifestaciones pacíficas, civilizadas, pero devastadoras, valga la aparente paradoja, que han dejado al destinatario de tales mensajes, de pie - por lo pronto- pero sin sentido del lugar, del tiempo, ni de las circunstancias que lo rodean.

Knockout parado, como en el relato del comienzo. Aparte que tampoco hay que ser ningún experto para reconocer que ese hombre también es asustadizo. La frase es de Voltaire: "La cobardía, es la madre de la crueldad". Como se ve, un verdadero peligro ambulante

 


© 2002 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio