José Vicente

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¿Por qué demandarle, entonces, potencialidades de un superman?  . . .


¿No eran de su agrado las columnas, los programas de televisión, de radio, de José Vicente Rangel? Importa poco a los efectos de esta crónica. La verdad concreta, espesa, es que durante muchos años, Rangel, ejerció un tipo de periodismo, plural, librepensador, pero sobre todo valiente, que le granjeó el respeto de un número considerable de venezolanos.

Cuando Chávez, como Presidente electo, anunció el nombre de su ministro de Relaciones Exteriores, muchos suspiraron con esperanza. Estaban recientes las consejas de ciertos opinadores, sobre alguna clase de chaladura del nuevo jefe de Estado, que aunque no lo calificaba como de manicomio, colocaba al país a merced de un fronterizo que, según parece, no aguanta ni un encefalograma.

Pero había mas, aparte de su condición de periodista prestigioso. Rangel durante la década difícil del 60 había sido un activista en pro de los derechos humanos. Un pionero, en lo que a esa materia se refiere. Su presencia en el gabinete era una garantía. Después de todo, la campaña electoral había culminado con la promesa del candidato ganador, de freir cabezas, adecas, copeyanas, de adversarios en general y vaya a saber usted, si cuando un hombre amenaza de esa manera, lo hace por el calor de la tribuna pública, porque tiene una espora de antrax en las neuronas o porque cree de buena fé que el aceite hirviendo es el mejor lubricante para la convivencia civilizada.

La transferencia de culpas. Los venezolanos, tenemos un tanto atrofiado el sentido de responsabilidad. Nos desagrada aceptar las culpas, individuales o colectivas, de la misma forma que tenemos la tendencia de endosar muchos de nuestros compromisos importantes.

El providencialismo, con su carga de esperarlo todo de un elegido de Dios, es una de las manifestaciones de este flagelo. Lo es también, el linchamiento injusto y sin mesura del supuesto enviado una vez que se constata que es un humano corriente y moliente. Pero ocurre también con otros, que sin haberse arrogado la condición de seres providenciales, reciben la nada grata escogencia de oficiar de cirineos de los despropósitos ajenos. Es el clásico paga culpas o el paga otra cosa, para no redondear la frase un tanto pasada de tono, que desde tiempos de la colonia resume esta tendencia tan venezolana.

Me hacía las anteriores reflexiones, ahora que algunos opositores al gobierno - y de partidarios también - les ha dado por practicar el tiro al blanco, con el ex Canciller, hoy ministro de la Defensa.

Claro, es muy fácil decirlo. Rangel es el culpable. Para el generalote, que entró en exquisiteces jurídicas en relación con el caso de Ilich Ramirez, por ejemplo; y comienzo con gente afecta al gobierno:

A ver, señor generalote, si es usted guapo de veras. Si, además, su sensibilidad contra el terrorismo es tan extrema ¿porqué no hizo iguales acotaciones, cuando el Presidente, en una de sus noches de insominio, se sentó en la máquina de escribir, se fumó su Belmont con filtro, o su lumpia, y le mandó al mismísimo Ilich Ramírez la carta que ha dado la vuelta al mundo? Mas subsanable todavia, general ¿Porqué no aprovecha ahora que está mas familiarizado con la materia y hace un pronunciamiento en relación con la fulana carta que nos expuso al ridículo planetario?

A Chávez, no lo eligió Rangel. Con esto pasamos a ocuparnos de las culpas que pretende atribuirle determinada disidencia. Habrá hecho alguna cruzadilla por ahí, mas o menos velada, con cara de yo-no-fuí y su sonrisa de medio lado, en apoyo del hoy Presidente. Pero ¿cuántos votos pudo sumar si no los pudo conseguir para sí mismo, en sus tres o cuatro candidaturas para la jefatura de Estado?

Ministro, no superman. Aparte de todo, Rangel ejerce el cargo de ministro. Reviso mi viejo diccionario Latino-Español, Español-Latino, Spes y Box, prólogo de García de Diego, para dar con la etimología del término: Minister-tri: que sirve, que ayuda, que ministra; criado, secretario, ayuda de cámara. En parte alguna ministro significa enfermero, aya, nodriza, salvador de la patria o loquero y llegamos a las comparaciones, siempre odiosas: Rangel es un funcionario leal, inteligente, dedicado. Pero carece en lo absoluto de los atributos de una funcionaria como la señora Ibañez, ¿por qué demandarle, entonces, potencialidades de un supermn o mas concretamente de una superchica?

Algunas castañas del fuego le ha sacado una y otra vez a su jefe. Pero ciertos admiradores de otro tiempo, se han constituído ahora en sus detractores recalcitrantes. Sencillamente exigen mas de lo que puede proveer un cargo de ministro. Aparte que los electores, venezolanos al fin, se niegan a aceptar que fueron ellos, no Rangel, quienes metieron al pais en el butrón donde nos encontramos ahora.

Total, que con su incorporacion al gabinete, Rangel ha arriesgado su bien ganado prestigio por tantos años, su tranquilidad, aparte que se ha perdido, de manera temporal esperamos, un excelente comunicador y eso tampoco es justo. Manda pa’l carajo a ese loco, José Vicente.

 

© 2001 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio