Asegura la leyenda que cuando Henry D. Thoreau, se enteró que el general
Scott, al frente de un pelotón norteamericano, había desembarcado en
Veracruz, México, montó en cólera y se puso a escribir su " Civil
Disobedience".
Unos afirman que las rabietas del viejo Thoreau dieron pie para la teoría
de la resistencia pacífica, como hoy la conocemos. Otros le atribuyen la
paternidad de ese mecanismo de insumisión, a Mohandas Gandhi. Pero hay también
quien afirma, que si de méritos se trata, en esta materia hay que escribir con
letras de oro, el nombre de Martin Luther King.
¡ Pamplinas! Los padres de la desobediencia civil colectiva, pacífica,
organizada - valga la paradoja- pero sobre todo doctrinaria somos los
venezolanos.
- Ujj, ehhh, i, i, i ... - respondían nuestros aborígenes, a Diego de
Ordaz, Raleigh, Alfinger, Von Hutten, mientras le señalaban con su dedo
índice, la presunta ubicación de El Dorado.
Aburridos de pasarnos un par de siglos enviando al matadero, sin acudir a
la violencia, a conquistadores y buscadores de oro, los venezolanos hicimos
propia la frase "se acata pero no se cumple", como consigna
inapelable, para tirarle una verdadera trompetilla a leyes, células
pragmáticas, ordenanzas, autos y provisiones que nos remitían desde la llamada
Metrópoli.
Miranda y su célebre admonición de " ¡bochinche, bochinche!
", no fue sino una víctima más, de nuestra desarrollada propensión de
hacer lo que se nos viene en gana sin reventar un disparo, y basta ponerse al
volante en Caracas, para reconocer que hablamos de una tradición secular e
inherente al gentilicio.
Me hacía las anteriores reflexiones, ahora que un sector muy respetable
ha asomado la desobediencia de las leyes promulgadas por el señor Presidente,
como mecanismo de disidencia.
Esa protesta sería un fracaso. Si lo que se quiere es desestabilizar al
gobierno - por mecanismos institucionales claro- hay que hacer una vigorosa
campaña publicitaria, pero en sentido contrario.
- ¿ Va a seguir con esa "evadidera" de impuestos ?
- ¡No oh! ¡ Páguelos correctamente y vea como se desmoronan!
Será el fin. Con un superávit fiscal, la corrupción hará tambalear al
sistema. El general que le regaló un Ferrari a su segundo frente, no tendría
un segundo, sino un tercero y hasta cuarto frente. Unas cuantas leyes resurgidas
de sus cenizas recorrerían los despachos del gobierno. El congestionamiento del
retén del Junquito sería cuestión de minutos. Sobrevendrá el caos, el
pánico, la desolación, el vacío de poder producto de numerosas plazas
vacantes en los ministerios.
Es que los duros de la insumisión somos así. Siempre nos andamos con
acciones radicales en materia desestabilizadora.
|