Chávez le ha pedido a los venezolanos, que le
aporten ideas. El reclamo lo formuló en un encuentro de jóvenes del MVR,
celebrado el miércoles pasado en el Estado Vargas.
En esto de las ideas, recuerdo haber leído una
entrevista a Charles Darrow, creador del "Monopolio", célebre
juego de mesa en el cual muchos de nosotros hemos pasado de chicos, algún
rato de esparcimiento.
Darrow, era un individuo de malas pulgas, así que
el periodista para hacer mejor su trabajo quiso granjearse las simpatías
del entrevistado:
- Caramba, señor Darrow, usted es un verdadero
genio, fue capaz de hacerse millonario en medio de la Gran Depresión de
los Estados Unidos, solamente a fuerza de ideas.
- ¡Ideas! –fue la respuesta del anciano - Mire
jovencito, la genialidad no consiste en tenerlas en cantidad o calidad,
sino en poderlas implementar.
Un acure. Si en algo ha sido prolífico el
Presidente, es en esta materia. Un verdadero acure-mamá a la hora de
parir ocurrencias. Como la de colocar gallineros en los tejados de los
ranchos o esa otra de desalojar La Casona, para darle paso a una
guardería infantil o a una especie de Coney Island para deleite de
la chiquillería o aquella de fundar en Miraflores una universidad
bolivariana, sin profesores ceñudos, cupos de admisión, pero sobre todo
sin las consabidas evaluaciones periódicas que martirizan tanto a los
alumnos calabazas.
Lo decimos nosotros, poco proclives a concederle al
gobierno el agua y el pan del más mínimo reconocimiento. No todas las
ideas Presidenciales han sido extravagantes. Pero aquellas que no estaban
condenadas de antemano, porque nacieron en medio de uno de los tantos
pasos de luna, han naufragado en las aguas profundas de la improvisación,
del populismo barato. O de la fruición de meter mano en la tesorería
pública.
Días atrás, por ejemplo, se anunciaba con bombos y
platillos un programas de sembradíos urbanos. Una buena iniciativa, sin
duda alguna. Los he visto en Vallecas, populosa comunidad de Madrid, en
los alrededores del Fenway Park, Boston, en el barrio Jerusalén, Bogotá,
y hasta en el extrarradio de Nueva York, sin contar otros proyectos de los
cuales hemos tenido conocimiento.
Pero ¿a quién se le ocurre cultivar pimentones en
unos materos colocados en predios de la avenida Bolívar, más
concretamente, enclavados en Parque Vargas, pleno centro de la ciudad?
Sin dolientes. Caracas no tiene dolientes. De ello
nos hemos quejado con amargura. Basta que asuma un nuevo administrador, de
la Capital o del Poder Nacional, para que de manera impune paralice o
altere de un todo, los proyectos existentes con el objeto de mejorar la
calidad de vida de los caraqueños.
Prueba de ello es lo acontecido con el área que se
pretende afectar con estos huertos descabellados. Del plan Rotival, se
saltó a un megaproyecto de altísima densidad, financiado por el extinto
Banco de los Trabajadores, para finalizar con la vigente Ordenanza del
"Parque Recreacional José María Vargas", de 19 de agosto de
1988. Ninguno se llegó a completar y ahora se echa a un lado las obras de
este último.
Está paralizada la construcción del Palacio de
Justicia; la Plaza de los Próceres Civiles, se cae a pedazos; la
estructura de la Galería de Arte Nacional es un montón de concreto y
fierro viejo, abandonado, expuesto a los elementos; los alumnos de la
Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, no pueden recibir clases en
paz, porque en el sector pululan malhechores. Pero no. He aquí que el
llamado gobierno revolucionario en lugar de rescatar y echar adelante un
conjunto recreacional y cultural, supuesto a integrarse con el Complejo
Teresa Carreño y el Museo de Arte Contemporáneo, Sofía Imber, lo
detiene para dedicarlo a la siembra de patatas.
Los técnicos ya lo han advertido. Las verduras que
se cosechen en Parque Vargas no serán aptas para el consumo humano. No
absorberán la belleza artística de la escultura de Moore, contigua al
improvisado sembradío, sino los efluvios de los borrachitos que han
convertido el sector en un gigantesco mingitorio, aparte de la
contaminación generada por los numerosos vehículos que circulan por el
sector. El cronista duda, incluso, que alguna vez se llegue a cosecha. La
PM ha sido desarmada y es poco probable la Policía del Municipio
Libertador, incapaz de garantizar la seguridad de los viandantes de la
zona, se convierta en lo adelante en una eficiente custodia de verduras.
Ahora que Chávez está ávido de ideas, pensaba
sugerirle la siguiente: que se marche Miraflores. Pero mejor espero por el
referendo revocatorio. Por lo pronto me conformo con esta otra: no siga
acabando con lo que nos queda de Caracas, señor Presidente.
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