Son expresiones que
ocupan un sitial de honor porque dichas a tiempo, detuvieron algún episodio
de orgía o de depravación del espíritu.
Hoy se las recuerda cada vez
que cualquier zafio, sobre todo desde la tribuna, olvida que el idioma es
por naturaleza, gregario e integrador y que utilizarlo en sentido inverso lo
degenera a la condición de bramido.
Los
venezolanos, hemos tenido poca fortuna en lo que se refiere a la producción
de citas memorables. No nos referimos a la falta de ingenio, ironía,
agudeza, materias primas que siempre han proliferado en el país. Ocurre que
las frases con un mensaje edificante han sido celebradas y aplaudidas por la
mayoría, pero su vigencia ha naufragado en la hipocresía. Por el contrario,
algunos párrafos disolventes, cínicos y apologistas de contravalores, han
sido convertidos en dogma de modo que lo que se ha censurado en público, ha
terminado por erigirse en costumbre que se practica en privado
Tomemos algunos ejemplos, en cronológico desorden.
PRIMER LOTE.“¡El
mundo es del hombre osado!” A
ver, compare el éxito de tal apotegma con su contraparte del doctor Vargas ¡El
mundo es del hombre honesto! Hay que admitirlo. Carujo, él solo, era el
Ceresole, la Haenicker y el Ramonet, de su tiempo.
“¡Bochinche,
bochinche!” Nunca dos palabras, nada más, han resumido con tanto acierto
el comportamiento de un pueblo, en particular, en funciones de gobierno. Es
lamentable que, Miranda no esté siendo emulado como precursor, ni como
psicólogo social, sino por el confuso episodio según el cual al preparar su
frustrada huida, junto con sus macundales, empacó los caudales de la
revolución.
“El
talento, sin probidad es un azote” No quisiéramos contradecir por
contradecir, sin embargo “La falta de probidad sin talento, es más azote,
todavía”. Lástima que nuestro Libertador no se puede dar una vuelta por
cierto consejo de ministros para corroborarlo.
“La
Constitución da para todo”. Se le atribuye a José T. Monagas. Esta
sentencia hubiese sido mas irreverente de haber existido en tiempos
monagueros cierta clase de papel, desechable y todouso, empleado en
la interpretación actual de leyes y preceptos constitucionales.
“Venezuela,
es una madre a la que heredamos en vida”, dado el carácter anónimo de su
autor, tal frase constituye una especie de monumento al soldado desconocido
del autoproclamado socialismo del siglo XXI.
SEGUNDO
LOTE.
“La tolerancia, es la cortesía
de la inteligencia”.
Celebrado
autor de los cuentos “El diente roto” y “Opoponax”, Pedro Emilio Coll, es el
padre de esta muy hermosa cita, desafasada y hasta demodé, hoy día,
puesto que en la revolución no se enaltece la tolerancia ni la inteligecia,
sino con la obediencia perruna.
“¡Ay del país, en el que el hombre
honesto teme a las autoridades!”. Augusto Mijares, calificaba a Boves de
racista con más ambiciones que ideas. “Era de la clase de supuestos
revolucionarios - agregaba el autor de la mencionada frase- que acaban por
ser los peores entreguistas”. Don Augusto, se sorprendería de las loas que
ha recibido Boves, en cierto programa dominical. ¡
Ay, del país
en el que los bandoleros se erigen en paradigma de las autoridades y éstas
en paradigmas de los bandoleros!
“Sembrar
petróleo”. Cuando Uslar murió, el gobierno le negó los honores que sí le
prodigó a Danilo Arderson. Sin embargo, ha seguido con fruición la prédica
uslarista de sembrar petróleo (sembrarlo, en las cuentas off shore de
Bahamas, Suiza, Gibraltar y toda clase de paraísos fiscales).
“Es preferible que digan, aquí huyó un cobarde a que digan, aquí
murió un valiente”. Gema retórica que adorna el Museo Militar y que
recorre sus estancias como testimonio del instinto revolucionario de
conservación y seguir pegado al sabor.
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