Las Fechas Patrias

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Qué se entiende por un hecho heróico de la Patria, según la Revolución Bonita . . .

 

El viernes pasado los restos de Cipriano Castro, fueron inhumados en el Panteón Nacional. En un principio, el día fijado para la ceremonia era el 9 de diciembre, centenario del bloqueo de nuestras costas por la armada anglogermana en 1902.

Pero no. En la fecha precisa del aniversario, el país se encontraba "excesivamente normal". Así que los venezolanos tuvimos que dejar de vender 200 millones de barriles de petróleo, decretar un control de cambios y declararnos en bancarrota, para ponernos más a tono con el fervor patrio. Nos hacía falta una anormalidad menos normal, para entendernos en la terminología del gobierno.

La de Castro, es una figura controvertida. Como siempre ha sucedido y sucede todavía en el país, el adulador de ayer, así, como si tal cosa, con la mayor desvergüenza, se convierte en detractor feroz. Lo que tampoco impide que a la primera coima, a la primera sinecura, la metamorfosis opere pero en sentido inverso.

Por lo mismo, las páginas más virulentas contra don Cipriano, las escribieron sus antiguos partidarios. Desde Pedro César Dominici, César Zumeta, Jacinto López, Rufino Blanco Fombona, hasta Manuel María Morantes, juez en los primeros años de la llamada Revolución Restauradora y después pseudonimista enconoso contra el régimen al cual sirvió.

Un ejemplo. Ya lo decíamos. En relación con la figura del autoproclamado "Siempre Invicto", cada cual hace de su camisa un sayo. Porque al lado de los que hacen mofa de su persona, tenemos quien lo homenajea y hasta lo pone de ejemplo. Al menos eso se desprende de los considerandos del Decreto de la Asamblea Nacional que declara que durante la intervención imperialista de 1902, "el general Castro condujo con valor y gallardía los destinos de la Patria, protagonizando uno de los capítulos más heróicos de nuestra historia".

Es cuestión de nivel de aspiración. Algunos patriotas, aspiran a émulos de un Páez o de un Rondón en las Queseras del Medio O de un Leonidas en Termópilas. O de un almirante Nelson en Trafalgar.

Pero recordemos un poco la gesta de 1902, para que en materia de paradigmas guerreros de la llamada Revolución Bonita, sepamos a qué atenernos.

El lado venezolano. Refiere Picón Salas, que cuando el almirante Douglas, jefe de la flota invasora ordenó el desembarco en Maiquetía, en los barquichuelos de la "escuadra" venezolana no olía a pólvora, sino privaba el olor a plátano frito y a sancocho margariteño. La rendición del puerto de La Guaira, tomó menos de noventa minutos.

La reacción de don Cipriano, no se hizo esperar. Pero en lugar de un operativo militar temerario contra los usurpadores, decretó el encarcelamiento en "La Rotunda", de los pacíficos comerciantes de origen inglés y alemán que residían en Caracas.

"He ordenado que se escriba una proclama que será un gran discurso –le anunció a Bowen encargado de negocios de Estados Unidos- hablaré para toda américa". De allí salieron las terribles palabras de la "planta insolente del extranjero", que sin embargo no fueron seguidas de la más mínima escaramuza de parte del Presidente en persona.

Asegura la leyenda que el 13 de diciembre, es decir, a los tres días del desembarco de La Guaira, el jefe del Castillo de Puerto Cabello, fue "sorprendido" por los alemanes mientras le amolaba las espuelas de su gallo. Antes, es decir, el 12, los habitantes del puerto habían comenzado su propio zafarrancho, mediante el saqueo –bajo la mirada complaciente de las autoridades- del mercante " Topaze" que de manera imprudente recaló en los los muelles para aprovisionarse de carbón.

En lo que se refiere a la conclusión de la gesta, César Zumeta publicó en el "Agora" (La Habana, 20/12 de ese mismo año) un documentado trabajo en el que acusa a Castro de haber "provocado la agresión de las potencias extranjeras" para después reconocer "la justicia de las reclamaciones británicas" y abdicar la defensa de nuestra soberanía en Estados Unidos.

El lado de los invasores. Pero nuestra contraparte en la gesta, tampoco es merecedora de un juicio más benevolente. Además de la evidente, "cayapa", contra una nación más débil, los ingleses en la operación de "abordaje" contra "El Margarita" se dedicaron al pillaje de las morocotas depositadas en la caja de caudales de la embarcación y hasta levantaron las ollas de plátano y pescado con que se racionaba a la marinería. En Maracaibo, la impericia del capitán alemán del "Panther" hizo que la nave encallara en la barra del Lago. Solo la precariedad de los viejos cañones de la fortaleza de San Carlos, evitó el hundimiento del acorazado.

Total, que ya sabemos qué entiende nuestro gobierno, por uno de los capítulos "más heróicos de nuestra historia". Ahora nos explicamos, porque el cuatro de febrero, con su célebre frase "si la sangre huele a...tierra, yo estoy herido", es también fecha patria.

 


© 2003 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio