Escuela de Diputados

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El ex diputado Maduro, hoy canciller, primer producto terminado de la Escuela Bolivariana de Parlamentarios . . .


 

  “Liderazgo y Visión”, por intermedio de su director, Gerber Torres, ha ofrecido un programa de formación para diputados. Uno, escucha las escasas deliberaciones que se producen en la cámara, lee las leyes y resoluciones que emanan de nuestro Poder Legislativo y llega a la conclusión que algo había que proponer para erradicar el llamado voto “sobaquero”, de quienes no asisten al hemiciclo, sino a levantar el brazo (los lectores perdonarán el uso de palabreja tan poco lírica, pero los tecnicismos son los tecnicismos).

En la Asamblea Nacional, no hay debate, controversia, ni confrontación de ideas, esencia misma del parlamentarismo, de modo que los oradores –los pocos que osan pedir la palabra- se circunscriben a un simple contrapunteo para ver quién adula más, quién se le arrodilla más o quién anticipa mejor, los deseos del señor Chávez.

 

El programa que ahora se pone a orden de los legisladores, integra doce módulos que suman 200 horas de adiestramiento. Técnica legislativa, libertad y desarrollo, dilemas éticos de la política, diálogo para una democracia plural, geopolítica para la paz y la integración, transparencia y eficiencia presupuestaria, historia civil de Venezuela y comunicación efectiva, son los temas que aparecen en un pensum que culmina con, diploma, brindis, medallas y acto formal con toga y birrete. Una oferta gratis difícil de rechazar en condiciones normales. Solo que en la Revolución Forajida, lo normal es la anormalidad.

¿Cuál será el destino de los cursos de “Liderzgo y Visión”?

Hasta el momento de escribir la presente crónica, ninguno de los potenciales graduandos, se había matriculado.

Es sabido que el desarrollo de las habilidades, es directamente proporcional a las necesidades específicas de cada individuo. Un habitante de la amazonia profunda, desarrolla vista, oído, tacto, olfato, incluso, gusto hipersensibles, de modo de detectar a decenas o a centenares de metros a la redonda el desplazamiento de una cascabel o la acechanza de un cunaguaro. Un  caraqueño, al contrario, cultiva distintas habilidades para escaparse de los arrebatones, los secuestros o de las policías de los alcaldes Barreto y Bernal, dedicadas a extorsionarlo, atropellarlo y violarle sus derechos elementales.

Los venezolanos de mi tiempo, recordamos una peliculilla mejicana, que hizo fortuna en el ámbito latinoamericano. Nos referimos a “Escuela de Vagabundos” protagonizada por el legendario Pedro Infante -sin alusiones personales por lo de vagabundos. Infante va a dar con sus huesos a la residencia de una ricachona, chiflada y atrabiliaria, amante de reeducar indigentes. Como era de suponer, la sobrina de la multimillonaria acaba enamorándose del protagonista quien al recibir el primer beso de la chica, recobra la memoria y se descubre que además de magnate, era un filósofo, un sabio o un genio de las finanzas

DILEMAS ETICOS. El cronista, lo último que desea es aguarle la fiesta - o los posgrados - a nuestros muy apreciados amigos de “Visión y liderazgo”. Pero me temo, que su oferta, por gratuita y muy generosa que sea, caerá en el vacío. Me parece ver y oír a los presuntos educandos:

-¿Clases de dilema queeé´? ¡Si el único dilema que tenemos nosotros es, si hacemos la “señal de costumbre” alzando el brazo izquierdo o alzando el derecho!

 Lo mismo cabría decir del resto del pensum. Ya lo tenemos escrito. Cada individuo cultiva las habilidades que necesita para sobrevivir. Visto así, es improbable que ningún diputado se matricule en materias inútiles y hasta estorbosas - “¿ética?”, “¿transparencia presupuestaria?”, “¿pluralismo politico?” “¡Qué va oh!”- a la hora de revalidar unas curules que no han dependido ni dependerán, de la laboriosidad en la cámara, sino de  la lupa del peón alzao que tuvo el desparpajo de jactarse de sus designaciones.

HAPPY END BOLIVARIANO. Para peores males, a “Liderazgo y Visión”, le salió competidora. Hace poco, una de las tantas universidades gobierneras, anunció otro curso similar dirigido a los parlamentarios, con distinto curricula mentis, pero sobre todo, de graduación instantánea, tipo el happy end de la mencionada “Escuela de Vagabundos” (nuevamente sin alusiones personales).

Una academia capaz de alebrestarle, al sonido de un solo clic, las neuronas a gente como el diputado Maduro, de modo de mutar de analfabeta en castellano (“Dicen ‘de que’ no sé hablá, pero no me importa ‘de que me critiquen”) a analfabeta en  tres o más  idiomas. Todo un Canciller, polígloto, bolivariano y en solo cuestión de milésimas de segundo.

 


© 2006 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio