Es con Ud., Señor Damnificado

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El articulista aporta una solución habitacional, de lujo, para nuestros damnificados . . .


 

  Los damnificados por las lluvias de Carnaval, cumplieron su primer mes en, barracones, escuelas, polideportivos y demás refugios improvisados. Las contabilizaciones asustan. En Caracas y en Vargas permanecen alrededor de 6.000 personas a la intemperie. En Miranda, 4.000; 2.500 en Anzoátegui; 500 en Yaracuy, otro tanto en Mérida, más de un millar en el estado Zulia, sin sumar las cifras que se esconden tras los boletines oficiales, esa verdad postiza y acomodaticia, que lo mismo oculta los pormenores de la muerte del fiscal Anderson, que el monto de la factura petrolera que no nos paga Fidel Castro.

 

En las ferias - y en las tragedias - cada cual mira según le va en ellas. La peor parte de una inundación, un deslizamiento o cualquier otro fenómeno telúrico, se la llevan los depauperados. Gente que subsiste con las migajas de una “Misión”, de un “Plan” o con la demagógica vista gorda para construir ranchos en sectores que se saben condenados al colapso.

Pero al lado de los sufridos de siempre y de aquellos que en cualquier trance concretan el socorro para remediar la penuria, surge un tercer grupo. Nos referimos al que se frota las manos de solo oír hablar de tragedia.

RUEDAS  DE NEGOCIOS BOLIVARIANAS. Dos billones de bolívares del fideicomiso de Pdvsa, para atender el desastre; 1.300 millones, destinados por la Alcaldía Mayor, supuestamente invertidos a la presente fecha, pese a que no se le ha visto el queso a la tostada; 2.000 millones, más, que abonó el Ejecutivo Nacional a la citada dependencia municipal a título de complemento; 75.000 mil millones de bolívares en mobiliario, que según un miembro del Consejo Nacional de la Vivienda, serán asignados en una “rueda de negocios”, lo que en román paladino, no es otra cosa que el otorgamiento de contratos a dedo, so capa de la urgencia.

Esa figura de las llamadas “ruedas de negocios” no es nueva. Se ensayó  con motivo del deslave ocurrido en Vargas, en 1999. Una anécdota venenosa que circula desde entonces, ilustra cómo funcionan.

Va, se instala la “rueda” y los presentes deliberan sobre la distribución de los recursos:

- Un millardo para el ministro, por allá; un millardo para los contratistas validos del régimen, por aquí; dos millardos, para el partido de gobierno por allá; y un millardo para los damnificados, por aquí.

PESE AL EXPOLIO LA DISTRIBUCION PODRIA SER PEOR. Dada la tradición depredadora que arranca desde el Plan Bolívar, uno de cinco, tampoco es malo auxiliar a los aludidos damnificados. Solo que el “por aquí” para estos últimos siempre va acompañado de una señal con el dedo medio de los presentes, que no describimos con toda la intensidad, porque hay damas entre nuestra lectoría y no queremos pecar por obscenos.

LOS INDESEABLES VECINOS. Además de esa distribución, digamos, poco equitativa de los recursos para remediar desastres, otro de los problemas que se interpone en el auxilio a los damnificados son los posibles sitios para su reubicación. Los vecinos del Este de la capital han expuesto sus reservas en tal sentido, el gobierno municipal los ha calificado de egoístas por hablar claro y los que creemos en la necesidad de una solución inmediata para nuestros hermanos sin techo, creemos que lo mejor que puede hacer el señor Presidente es predicar a través del ejemplo.

Tomemos la situación de “La Casona”. Desde hace años, nuestro jefe de Estado no se da una vueltecilla por la otrora residencia presidencial. Meses atrás, dada su condición de “maleteado”, a causa de grescas conyugales que no vienen al caso describir en este momento, y ahora, debido a las amenazas de magnicidio que lo han obligado a tomar medidas excepcionales de seguridad. Como pernoctar en lugares indeterminados o circular por Caracas, de incógnito, ataviado con las pelucas y con el bigote de Carlos Ortega.

Alojar en la solariega casa de la urbanización La Carlota a un buen número de damnificados dejaría sin argumentos al sifrinaje, a la jai y a la culai, clasista y huele fo. Además, cortaría por lo sano las denuncias de cierta prensa, conforme a las cuales, alguna parentela presidencial, sin derecho a ello ocupa dichas instalaciones, no se comporta como es  debido y lo que es peor, que ha cargado con cuadros, esculturas, cubiertería, mantelería y demás menaje de la residencia, incluidas, instalaciones sanitarias y ventiladores.

Así que damnificadas y damnificados ¡Ocupad “La Casona”!  Pero eso sí, previo permiso del señor Chávez y previo riguroso inventario. Además de paupérrimos, tampoco es para cargar con el estigma de haberse devorado una  “rueda de negocios bolivariana”.

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio