El Retorno de Alfaro Ucero

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Durante generaciones, se tejió alrededor de Alfaro Ucero toda una leyenda negra en materia de elecciones . . .


 

Durante generaciones, se tejió alrededor de Alfaro Ucero toda una leyenda negra en materia de elecciones. Forjamiento de listados, cabilleros, puñaladas estatutarias, acarreo de votantes desde los lugares más insólitos -incluido el más allá- pero en particular, la presunta paternidad de la frase casi bíblica que sobrevivió a su trayectoria por el mundo siempre ruin de la política. Me refiero a la jaquetonería del “acta mata voto”,  patente de corso en lo que a torcer la voluntad de los votantes, se refiere.

Dudamos que el otrora “Caudillo” haya, jamás, pronunciado tal apotegma. Es hombre de pocas palabras. Lo que iba a hacer lo hacía sin pedir perdón, pero además, sin jactancia de ninguna especie. Dicho sea de paso. En nuestro cronicario semanal de casi dos décadas, auge y caída del personaje, jamás le dedicamos ni una loa.

Pero así es la vida. El panegírico que muchos le negamos por, mala uva, falta de química o por circunstancia que no viene al caso, se lo ha venido a prodigar, quien suponíamos su detractora enconosa. Me refiero a la revolución forajida y desvergonzada, lo que incluye, Presidente, Vicepresidente, magistrados del TSJ, rectores y personal subalterno del CNE incondicionales del régimen, marihuaneros del “Plan Ayacucho” y Fiscal del “Diente Roto”. Porque no se crea. A la hora de acumular millaje de delincuencia electoral, no solo suma la acción, sino la omisión de pasar agachado, como ha sido el decúbito ventral del representante de la vindicta pública.

El TSJ, madre-paridora de la patraña. La farsa de las llamadas planillas planas con su subproducto de anulación de millones de firmas para el revocatorio, se comenzó a fraguar en el Tribunal Supremo de Justicia, TSJ. Valga el recordatorio a los que se hicieron aguas al escucharle al presidente de ese organismo, la admonición según la cual “estaba prohibido equivocarse”.

Ese consultor jurídico del CNE, que ahora ha presentado un proyecto de normas que cercena la posibilidad de revocatorio, es el mismo que fue nombrado de manera inconstitucional, pero sobre todo maliciosa por el TSJ. En aquella oportunidad, este último actuó sobre la base de la mora parlamentaria en la escogencia de la directiva del ente electoral. Pero la referida instancia judicial, en lo que los abogados llamamos extrapetita, además de los rectores, nombró al consultor mencionado. Algo que no podía hacer. Nadie se lo había solicitado y no existía retraso alguno en la designación de ese funcionario. Pero para el cargo se buscaba un sicario electoral.

 Apenas juramentado, el ungido dictaminó la nulidad del llamado “Firmazo” por sutilezas de mera forma y ahora, con su referido proyecto, no hace más que ratificar el encargo que trajo: erigirse en colaborador de cualquier saboteo del revocatorio Presidencial.

La redención del “Caudillo”. Son las 6:45 a.m. de un día laboral cualquiera. Después medio rasurarse la barba para dar la impresión que tiene una semana que no lo hace –al estilo Brad Pitt, para irnos entendiendo- el hombre se contempla frente al espejo.

- No, éste no. Mi mejor ángulo es por aquí, a ver, a ver... ¡Tremenda pinta, carajo! – exclama para sus interiores y sus exteriores.

Es Jorge Rodríguez, rector principal del CNE. No cabe dentro de sí, luego de ensayar en su sala de baño el speech que tiene planificado pronunciar ante la TV, en la jornada correspondiente a esa fecha.

¿Ven que no exagero? En su momento, los detractores más recalcitrantes de Alfaro Ucero lo tildaron de opaco, ignaro, tramposo, aparte que le jugaban bromas pesadas a costa de su instrucción de tercer grado. Pero en la hipótesis más desfavorable, el llamado “Caudillo” nunca sufrió de ataques de exhibicionismo, ni creyó que si se ponía a balbucear ante las cámaras sus supuestas trapisondas, podía pasar por listo, inteligente o por ingenioso ¿Resentimientos? También los tuvo y muy justificables. Sin embargo, para desahogarlos, no dejó que los aprovechadores los manipularan –me refiero a los resentimientos- ni so excusa de sus malquerencias personales, se dio a tarea de rociar de gasolina un país que en cualquier momento arde por los cuatro costados.

Nada personal en su contra, “Caudillo” Alfaro. Usted ha sido reivindicado por la revolución en forma más que tácita y en lo que a mí se refiere soy el primero en regocigarme. Pocos logran resucitar en el ámbito moral en tan poco tiempo y lo último que quisiera es pecar de aguafiestas. Aunque así cualquiera, “Caudillo”. Es que cuando se recurre a determinadas comparaciones, hasta el sujeto de “el 28, el 28, el 28”, adquiere, la categoría de gente decente.  

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio