El obispo Chávez

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"Todo chiste picante a costa del nuevo primado, será sacrilegio a partir de hoy y los infractores excomulgados y remitidos a las colonias móviles del infierno" . . .


 

LEO EN LA PRENSA (Tal Cual,10/07/01 y El Universal 11/07/01) la posible elevación de Hugo Chávez a la condición de obispo. Lamento incurrir en la siguiente falta de urbanidad. Pero las circunstancias me obligan a señalarlo con el dedote índice de mi mano derecha, igual que el susodicho se lo hace a los asistentes, en sus intervenciones públicas. Información veraz mata buenos modales. Porque tampoco es justo que la feligresía del pastor en ciernes, quede ante la incertidumbre de una posible homonimia:

-¡Aquel! ¡Eh, ah! ¡Sí! ¡Aquel cada día más regordete que está allá, con una boina roja! ¡Nooo, el cholo no! ¡Je,je,je! ¡El otro, ese, el de la verruga!

 

En el reportaje del mencionado vespertino, se le pide a monseñor Baltazar Porras opinión sobre su nuevo "colega". Sin embargo, Porras se contiene. Cuenta hasta cien. Respíra profundo. Se trata de un hombre formado en la templanza y en medio de semejante vaporón, es difícil no largar la carcajada ante las cámaras siempre indiscretas, de los oligarcas de la prensa. Por cierto, es momento de la siguiente advertencia los lectores irreverentes, y por lo mismo, aficionados a las cuchufletas pasadas de color sin parar mientes en el destinatario:

¡Se exponen a la condenación de sus almas, porque todo chiste picante a costa del nuevo primado, será sacrilegio a partir de hoy y los infractores excomulgados y remitidos a las colonias móviles del infierno ! sin derecho a réplica.

La madre de los obispos

Meses atrás revisaba la información sobre una marcha religiosa en las calles de Nueva York. Se trataba de un pequeño desprendimiento de la religión hebrea ocurrido hace relativa mente poco tiempo: Judíos con Cristo, así se autodenóminaban los manifestantes en sus pancartas. Desconozco los motivos, quizá respetables, de los ocho o nueve gentiles caballeros que aparecían en las gráficas para incurrir en lo que por lo menos para mí, es una contradicción casi insalvable.

Pero al lado de las dudas que en determinado momento podamos sentir, los cristianos, los mismos hebreos los musulmanes o los taoístas, en relación con verdades hasta ahora consideradas intangibles en nuestras respectivas religiones, cunde la plaga de las sectas y los denominados nuevos cultos, con toda su carga de sincretismo, superchería y espíritu nada etéreo, porque tras el recogimiento inocente, casi siempre se esconde una explotación comercial no muy honesta que digamos.

Prueba de ello es el caso del también monseñor, Emanuel Milingo, arzobispo católico de Zambia, quien se dejó de malos ruidos y contrajo matrimonio en mayo con una dama a quien dobla en edad.

¿Y quién ofició la boda de Milingo? Nada más y nada menos que el reverendo Sun Myiung Moon, máxima autoridad de una secta contra la cual pesan graves acusaciones de esquilmar a sus seguidores. Pero así como el desquiciado obispo - el de Zambia, no el de por aquí- considera que no existe impedimento para ejercer al mismo tiempo como babalao, exorcista, curandero, galán, devoto del rito Moon y sacerdote católico; nuestro Presidente para no ser menos que su par africano ha dejado claro que su condición de jefe de Estado tampoco es óbice para oficiar como locutor de radio, pelotero, profesor de ética militar, director y corrector de periódicos, cantante, cazador de evasores del Fisco, líder multípolar, galán - más que Milingo -, naziceresolista, izquierdista seguidor de Fidel Castro y ahora, obispo, no importa si es de una secta o de alguna religión cuestionable, por lo mismo de tener los primados que se merece.

Denminador común

En los ultimos años las sectas, clanes y comunidades esotéricas han crecido en forma preocupante. Igual que hongos venenosos. Satánicas, del tipo de Anton Zandor Lavey; de origen oriental como los Hare Krishna; ufólogos, al estilo del Templo Solar y las agrupaciones oscurantistas de línea dura, cultores de la vernácula ley del Embudo, vale decir, cuando los demás peculan son peculadores, pero cuando son ellos los que meten ambas manos en el Tesoro público, el fenómeno debe mirarse como un correctivo del proceso revolucionario, contra la injusta redistribución de la riqueza. No alimentarán el espíritu, pero esta clase de sectas, sirven para matarle el hambre atrasada a sus cófrades.

El psicólogo español Rodríguez Valdez, en un interesante estudio sobre el tema, encuentra un común denominador en tales agrupaciones. Sumisión absoluta a un obispo o sacerdotiso que no acepta disidencias y que si las detecta expone a los infractores al desprecio público; anulación de la personalidad de los miembros del grupo, reducidos en las asambleas a hacer la señal de costumbre y lavado de cerebro - siempre de pocas neuronas- a través de interminables y repetitivas peroratas a través de la radio, la TV y circulos revolucionarios.

Habla como un obispo, se comporta como un obispo, ronca como un obispo y tiene devotos como un obispo -de sectas, por supuesto. Lo que le faltaba era una formalidad ¡Monseñor Milingo, el reverendo Moon y el obispo Chávez, pa'los que salgan!

 

© 2001 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio