El Extraño caso del Monje Loco

Principal   En El Universal    Cosas de Julián   El Articulista   Contact

 

Principal
DIARIO 2001
Comunismo y Gerundio
¡Plomo al hampa! Bolivariano
O comunismo o libertad
La Noche que mataron a Brito
Hijos de la Cuarta República
Se van las Colombianas
Lombrosianos y Política
Urosa y cierto comunista
La Operacion Chávez Abarca
Ramírez y Leocenis García
Abogados:Nada que Celebrar
Franklin Brito
Justicia de gorgojo
Magnicidios y Magnicidas
Juridificación Política
Las Milicias, salvarán la Patria
Las Odiosas Comparaciones
Tribunal Supremo de Justicia
A quien no voy en el Mundial
Alvarez Paz
Presidentes Bandoleros y Alcaldes
La Totonataria
Al Sr.Jorge Rodriguez
La Contrarrevolucionaria Arepa
Una Victoria de Butifarra
Duro de Matar
Tronas y Megatronas
El Rey de Tonga
Pagar Viudez
Papa (bolivariano) Habemus
Abogados:Poco que celebrar
Matar Gatos
El Propio Ministerio
La Cruzada de los Abogados
La Narcocomputadora
Circo, enanos y payasos
Mas Secesionista será Usted
La Plancha Salvadora
Prohibida la palabra Loco
La Maleta de Pandora
¿ Loco?
Estimado Juan Carlos II
Su hallaca en Miraflores
Horror Gamberro
En"El Universal"
En "La Razón"
En "El Nacional"
Cañón corto
Desempatarse
El Pimentón
Incensurable
La cadena
La partida
Llegar a Viejo
Llegar a Vieja
Pensando en Exiliarme
El Articulista
CONTACTO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El legendario Hércules Poirot desentraña los verdaderos móviles magnicidas del reverendo Pat Robertson . . .


 

 

LOS JOVENES DE MI TIEMPO, nos aficionamos mucho a criticar autores tipo Agatha Christie. Una desmesura que todavía estamos a tiempo de reparar. La supuesta banalidad de esta última quedaría compensada, en cualquier caso, con el ingenio. Además, ¡cómo distraía y distrae, todavía, Hércules Poirot con sus legendarios acertijos conforme lo atestiguan lectores que se cuentan  por millones!

 EL MONJE LOCO. El miércoles pasado, el reverendo Pat Robertson planteó la necesidad de asesinar al presidente Chávez. Es verdad, al siguiente día el lunático en referencia, pretendió precisar que no dijo lo que realmente dijo. Sólo que como siempre ocurre en esos casos, la aclaratoria resultó peor que el supuesto malentendido

 

En un país de veras del primer mundo, ahora mismo, Robertson, no sólo estaría preso, sino plenamente identificados todos lo que estuvieron detrás de su repudiable proposición. Pero ya lo dijo el sátrapa del Caribe cuando aquel atajaperros electoral, llevó Baby Bush a su primer período: Estados Unidos, se ha convertido en una república bananera.

¿Loco, el reverendo Robertson? Nos preguntamos nosotros sin disimular la ironía. Lo sabe cualquiera. En Washington, Nueva York, Boston y las principales ciudades de ese país, no hay nada gratis. Pero ya no está al frente del FBI, Edgar J. Hoover ni la gente seria que llenó plaza en el organismo, de modo que un vocero del Departamento de Estado, despachó esta incitación al delito, así, de un plumazo, con una declaración bobalicona según la cual, Robertson es un particular cuyas opiniones no reflejan la posición del gobierno de su país.

 UN CASO PARA POIROT. Hércules Poirot, le hubiese ido hasta la vena a este penoso incidente. No contaban los detectives de su época, con los adelantos actuales pero gozaban de ciertas ventajas comparativas. Poirot,  por ejemplo, jamás soportó el peso muerto de pertenecer a un organismo incurso en esa ridiculez de autodenominarse como la rimbombante “Policía de Investigaciones Científicas, Penales y Ciminalísticas”, sin ser una cosa ni otra.

Nos imaginamos la escena final de una pesquisa de veras profesional, de este bochorno. La acción transcurre en el salón-biblioteca de una mansión ubicada en el extrarradio de Liverpool o Yorkshire. El reverendo Robertson, ya ha sido conducido, directo y sin escala, a las colonias móviles de El Dorado, por hablador de pendejadas. Pero un verdadero sabueso es insaciable. Así que Poirot no se iba a dar por vencido hasta desenmarañar, el último hilo de la madeja. El primer interrogado, de los presentes, es el Baby Bush.

- Diga, por favor, su nombre, apellido y dirección de residencia.

- Un momentico que voy a llamar a Cheney, para consultarle.

 A lo largo de su trayectoria, Poirot, se distinguió por ser inflexible. Así que no iba a perder el tiempo con un individuo que no puede caminar y masticar chicle, a la vez, sin las previas instrucciones de su vicepresidente.

 El segundo en el orden al bate, es la presunta víctima. Una pregunta capciosa, se dirige directo al nudo del presente asunto.

 - Diga, si es cierto que su gobierno tiene antecedentes en eso de contratar y pagar con abundantes billetes verdes del Tesoro, a gente como Don King, el actor Danny Glover, Maradona, los gorreros del Black Caucus del congreso norteamericano, el reverendo Jesse Jackson - próximamente en Caracas- Fidel Castro, a un tal Ramonet, a una supuesta abogada de apellido Gollinger, así como varias  empresas de cabildeo de Estados Unidos, todos para que sigan con el cuento chino que a usted lo quieren matar porque es negro, feo y con una esteatopigia cada día más repugnante.

Pero la presunta víctima no puede articular palabras. Aunque ha amenazado a sus adversarios políticos con sangre, mucha sangre, sufre en ese instante, la misma catalepsia del cuatro de febrero y del 11 de abril. De modo que, ahora, le ha vuelto a resoplar un disparo a milímetros de la verruga - en el aso de Robertson, un disparo verbal, pero disparo al fin - se encuentra “indispuesto”.

 Suficiente, para Poirot. Un cerebro privilegiado no necesita demasiados insumos para dar por cerrado un caso. Además, es elemental: el principal sospechoso de un crimen es su beneficiario.

 - Qué  monje loco, ni qué Baby Bush! El verdadero magnicida en potencia, se encuentra en esta habitación escondido detrás de aquella cortina, pero en lugar de un misil, lo que pretende detonarle al primer descuido, es el vernáculo palo cochinero.

Fue cuando el anciano, retorcido, malamañoso y aprovechador,  supuesto incondicional de la revolución apareció con su sonrisita de medio lado y su cara de yo no fui.

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio