Además, que el
lenguaje soez, escatológico, del señor Chávez es consecuencia de la
agresividad de los editores, de los dueños de radioemisoras, de plantas
de televisión y de alguno que otro opinador o dirigente de oposición.
Magnífico. Máximo. Grandioso, el rasero adoptado
por los voceros oficiales como patrón de conducta. Siempre habrá alguien
dispuesto a comportarse como un patán. Así que en lugar de reorientarlo,
de entregarle un Manual de M.A.Carreño o de aislarlo en su patanería,
imitémosle todos, el jefe de Estado antes que ninguno.
PROHIBIDO REIR. Está dicho, pero nunca está de
más repetirlo. La irritabilidad de determinados sectores contra lo que
consideran "política o culturalmente incorrecto" tiene
múltiples formas de exacerbarse.
Días atrás, por ejemplo, cierto babieca
fundamentalista exigía represión, para quienes hacen humor a partir de
las extravagancias de ese acure-mamá en eso de parir temas para el
sainete, que es nuestro presidente de la República. Pero tampoco este
pintoresco llamado al orden, constituye un hecho aislado. Anteriormente,
el gobernador de Nueva Esparta, al mejor estilo de los camisas pardas de
Mussolini, había saboteado una puesta en escena, en la que Ivéyisse
Pacheco, Patricia Poleo y Marianela Salazar, desdobladas en excelentes
actrices, satirizaban las ocurrencias de nuestro jefe de Estado.
La pérdida del sentido del humor como medio de
comunicación –muchas veces la única forma de comentar determinados
temas serios-, lo mismo que la habilidad de burlarnos un poco de nosotros
mismos, supone la mutilación de parte esencial de la existencia humana.
Sara Davidson, escribía que la habilidad de
reírnos de la vida, está con el amor y la comunicación, en la cúspide
de nuestras necesidades espirituales. Para algunos psicoanalistas el
sentido del humor tiene que ver con el dolor. Cuando se exageran nuestros
absurdos o desdibujamos nuestras ansiedades, tomamos distancia de su
tragedia a través de la risa y ello supone una dosis de alivio muchas
veces insustituible. Además, está dicho. El humano es el único animal
que sonríe. No hacerlo, nos convierte en un espécimen más del populoso
universo de los cuadrúpedos.
Es conveniente reconocerlo, esto de la
hipersensibilidad sucede hasta en las mejores familias. Gubernamentales y
no gubernamentales.
Hace unos pocos años, una ONG que lucha contra la
supuesta amenaza del lenguaje implícito, cuestionó dos comics de
los estudios Disney. El "Rey León", una de ellos, fue
calificado de violento, mientras que varios de sus personajes fueron
criticados, como sexista (Nala, la leona), racista (las hienas) y
homofóbica (Scar, tío villano del protagonista). Ni siquiera,
"Fantasía", la mejor producción en la historia de los citados
estudios, escapó de la intolerancia de estos celadores de la moral propia
– y de ajena también. En San Francisco, California, protestaron en
forma airada cuando se reestrenó la cinta. Alegaban, que los
hipopótamos, con sus faldas tutú, retozando en "La Danza de las
horas" ridiculizaban a la gente obesa; que el desperdicio de agua en
"El aprendiz de brujo" violaba principios ambientales básicos y
que en la representación del "Rito de primavera" el tema de la
evolución, contravenía de manera oblicua nociones cristianas
fundamentales. Como lo ha leído.
Me imagino la gorda que se armará si se vuelve a
exhibir este verdadero clásico de los dibujos animados, en los
cines de Caracas. Seguro que el mismísimo talibán, que propone sancionar
nuestras carcajadas, reclamará que la escena de los hongos bailarines de
la suite "Cascanueces", constituye una clara alusión a las
megatronas de los miembros de los Círculos Bolivarianos. En puente
Llaguno o en medio de las movilizaciones para frustrar las protestas de
los enemigos del "proceso". Con canabis o con rinquincaya. Lo
mismo da. Porque a la hora de atropellar al adversario político, lo que
cuenta es el alto octanaje para elevarse el espíritu quintarrepublicano.
DE TRAGEDIA A COMEDIA. Lo que son las cosas. En
medio de la tragedia que significan los peligros que se ciernen contra la
libertad de expresión en Venezuela, el asunto ha degenerado en cosa de
carcajadas. Nos parece leer el consabido avisito, después de los
consabidos programas dominicales, para que cada cual tome sus
precauciones. "Prohibido reírse del Presidente. Crea hábito".
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