Visto
lo anterior, la conclusión que parece obvia es que las recomposiciones
con modalidades antagónicas de gobierno, son saludables y que de ninguna
manera deben desalentarse por despóticas, corruptas o poco operativas.
ESCENA
BOLIVARIANA UNO. 6:00 de la tarde de un Domingo de Resurrección.
El gentío pugna por regresar cuanto antes a casa, por la autopista
Caracas-La Guaira. Un chofer de boina roja, milagrosamente ileso después
de chocar a exceso de velocidad su auto contra el poste de alumbrado, hace
“una necesaria” en pleno
canal rápido de dicha autopista, mientras espera por una grúa. A bordo
de un camión de carga, de ninguna forma habilitado para transportar
pasajeros, dos docenas y media de parroquianos que consumen rinquincalla
con “Caballito Frenao”,
festejan al hombre que defeca en la vía.
-
¡Uhhh, aaaaá, Chávez, pa’ gozaaá! - es el grito de guerra que corean
a ritmo de bugaloo.
Cada
conductor, respeta o irrespeta, a su aire, las normas de circulación.
Reina el más absoluto caos, que dejará en la temporada de asueto, un
saldo de cerca de 500 muertos por accidentes viales. Todo ante la vista
gorda, permisiva y blandengue de la misma Guardia Nacional, que dos
semanas atrás, rigurosa, severa y de malas pulgas, le había caído a
patadas, en la avenida Libertador, a una matrona inofensiva, que pretendía
entregar un panfleto, en el que denunciaba el descarado fraude de la mayoría
oficialista y venal del Consejo Nacional Electoral.
ESCENA
BOLIVARIANA DOS. Después de pasar revista a los millardos en
cuentas irrecuperables que mantienen en quiebra técnica a los bancos,
“de la Mujer”, “del Pueblo”, “de los Pobres”, “del
Taxista”, “de la Ruta de la Empanada”, “de los Conuqueros,
Gallineros en Platabanda, Cultivos Hidropónicos y similares del Distrito
Metropolitano y Estado Miranda”, el Consejo de Ministros llega a la
conclusión que valió la pena la rebatiña. Todo, con tal de substraer a
nuestras clases desposeídas de los efectos deletéreos de la globalización
y del neoliberalismo apátrida.
A
escasas cuadras de allí, tiene lugar otro conciliábulo. Es el directorio
de un conglomerado bancario internacional, que decreta la repatriación de
utilidades anuales que exceden su capital, porque, ese mismo Estado con
supuesta vocación antiglobalizadora, lo mismo desnacionaliza la
administración de nuestra riqueza petrolera, acaba con la industria
nacional porque da puerta franca a la importación, que le entrega a los
banqueros, bonos que rinden el 48% anual, mientras los autoriza a que
remuneren los ahorros de los sectores más depauperados, con un exiguo 5%.
LOS
VERDADEROS DILEMAS POLITICOS. Autoritarismo o democracia protagónica
y participativa. Neocomunismo o extremismo derechista encubierto. Anarquía
atolondrada o jefatura de Estado severa, represora de derechos esenciales.
Tales son algunos de los aparentes extremos, entre los que se debate
nuestra actualidad. Al menos desde las perspectivas tradicionales, que son
las utilizadas –como cabe esperar, sin mucho éxito- por quienes
pretenden comprendernos desde el extranjero.
YA
LO TENEMOS ESCRITO. Es saludable la práctica de combinar sistemas políticos,
en principio antagónicos. Siempre que se copien los mejores y de ninguna
manera, los peores insumos de cada uno de los regímenes que se pretenden
utilizar de modelos. A fuerza de hacer esto último, no constituye una
desmesura, cuando se afirma que se ha constituido en Venezuela una
verdadera escuela política con características propias. A los amigos
extranjeros, les recomendamos partir de esa premisa, si es que quieren
saber lo que pasa en nuestras cuatro paredes.
¡Qué
comunismo, qué autoritarismo, ni qué democracia protagónica y
participativa!
Vivalapepismo
populachero, gamberro, depredador, represor de los derechos elementales
del adversario, buscapleitos con los gobiernos vecinos y organismos
internacionales, pero mayormente, negadora a cada paso, de si misma. Para
entendernos mejor. Toda una filosofía vernácula a la medida de una
revolución forajida. Y al cipote con tipos como Platón, Aristóteles,
Polibio, incluido Montesquieu.
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