Ciudad Lebrún, otra vez

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El inconsulto proyecto de mudar los tribunales de Caracas a la urbanización Lebrún, terminó en operaciones opacas y pérdidas al patrimonio público . . .


 

El abogado Omar Estacio interviniente en el foro "Ciudad Lebrún ¿Ubicación adecuada para los tribunales?"
 

 

Intervención del Abogado Omar Estacio. La persona de barba blanca y chaleco marrón que figura entre los asistentes es el arquitecto Jorge Castillo, proyectista de la Ciudad Judicial Lebrún.
 

 

Exposición del abogado Omar Estacio. La persona de barba blanca y chaleco marrón que figura entre los asistentes es el arquitecto Jorge Castillo, proyectista de Ciudad Judicial Lebrún.
 

 

Arq. Marco Negrón, arq. Augusto Gómez, abogada Yvett Lugo, sindicalista María Hermida y abogado Omar Estacio,  panelistas del mencionado foro.
  El ocho de agosto de 2005, escribimos en este mismo espacio una de las primeras denuncias públicas - quizá la primera- contra el supuesto proyecto de mudar los tribunales de Caracas a la urbanización “Lebrún”. Lo de “supuesto”, no es una ironía. En el caso de los tribunales en Lebrún, se disparó primero y se averiguó después, porque en lugar de tomar una decisión precedida por un estudio serio, técnico y bien documentado, se resolvió tal mudanza, y al final, cuando la comunidad, en particular el gremio de  abogados, levantó su voz de protesta, se acudió al recurso de esgrimir las opiniones acomodaticias de unos profesionales que no eran otra cosa que contratistas de la obra y por consiguiente, más interesados en el cobro de sus valuaciones, que en la preservación de los intereses colectivos.

El centralismo es una práctica que devora el anhelo de bienestar social. El Poder nacional, se hipertrofia y toma decisiones a kilómetros de los afectados por lo que casi siempre decide mal, con retraso y lo más grave: sin posibilidades de garantizar el seguimiento de lo decidido. Sin embargo y por paradójico que parezca, los caraqueños somos los más afectados por la mencionada hipertrofia, porque es en nuestra capital, donde las autoridades centrales pesan más y avasallan más, al extremo que las instituciones locales en lugar de anteponer sus obligaciones con las comunidades, prefieren ganarse la simpatía de los mandamases nacionales a través de la obediencia perruna.

El caso Lebrún, es un excelente ejemplo. Bastó que la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, DEM, adscrita al Tribunal Supremo resolviese la mencionada mudanza, para que las autoridades municipales hiciesen dejación de sus funciones elementales. En Lebrún, no hubo consulta a las comunidades por el cambio de uso que significaba el proyecto y la respectiva Dirección de Ingeniería municipal hizo mutis ante la inexistencia del estudio de impacto urbano, que habría revelado algunas de las muchas fallas de lo que se llamó de manera inmerecida y  pomposa  “Ciudad Judicial”.

Total, ocurrió lo que tenía que ocurrir. Una verdadera comedia - por no decir tragedia- de enredos. A un documento inicial, de compra del edificio “A” de “Ciudad Lebrún”, por 45 millardos, siguió una supuesta aclaratoria, que lo que hizo fue lanzar más dudas, porque según la nueva escritura ya no eran 45 millardos por la edificación, sino 15 y el remanente, es decir 30 millardos, imputables a equipos.  Era que había que acallar las críticas por adquirir un edificio a razón de once millones de bolívares el metro cuadrado, cuando en la misma zona, por instalaciones similares, existían ofertas doce veces más baratas. Pero además, la adjudicación de equipamiento por 30 millardos, así, a dedo, quebrantaba la Ley de Licitaciones, por lo que ante la nueva oleada de cuestionamientos, se terminó por revocarla, sin que se sepa si los 30 millardos, han sido reembolsados o se perdieron en algún recoveco de las presupuestarias cuentas por cobrar.

 

 

© 2006 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio