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El extraño caso de Clodosvaldo contra Transparencia Internacional . . .


 

  Como ocurre cada año, la Revolución Forajida ha vuelto a figurar en la lista de los regímenes más corruptos del universo. Una tradición difícil de interrumpir porque la voracidad, el furor, casi diríamos que la comezón de sus  personeros más representativos, por rascabuchear la Tesorería, en lugar de disminuir, aumenta de manera exponencial junto con las cuentas off-shore, existentes en los refugios de dinero negro.

 

Según “Transparencia Internacional”, el parámetro ideal en el manejo de los recursos públicos, es de 10. Sin embargo el ranking de la citada organización correspondiente a 2005, registra varios casos endémicos. Verdaderos duros de la opacidad que año tras año revalidan sus ubicaciones en el podium de la olimpiada de la caída y mesa limpia. Republiquetas bananeras, republiquetas de la ex Unión Soviética, republiquetas ubicadas en atolones perdidos en el océano pacífico, republiquetas del llamado continente negro, republiquetas del mundo árabe y por supuesto, cierta republiqueta bolivariana y desvergonzada, cuyos 2.1 puntos, consideramos benevolentes y por lo mismo, hasta sospechosos.

¿Cuáles son los mecanismos para determinar los respectivos puntajes?

Ese es, el lado débil de las mediciones. Organizaciones como “Transparencia”, suelen acudir al muestreo. Entregan unos cuestionarios a, empresarios, estudiantes, trabajadores, amas de casa, especialistas en mediciones riesgo-país, académicos, usuarios de los servicios públicos en general, se procesan las respuestas a través de unas computadoras de última generación y se llegan a los resultados. Un método a todas luces artesanal, anticuado y poco fiable.

MEDICIONES CIENTIFICAS. El cronista se prefiere mecanismos menos subjetivos. El curruptómetro gramatical, por mencionar uno de los más exactos. Es sabido que el número de sinónimos para referirse a una determinada conducta, es directamente proporcional a la proliferación del respectivo hábito. En Islandia, por nombrar un caso, con un 9.7 en materia de pulcritud en el manejo de los recursos públicos, un ministro llamará soborno al soborno y ya, punto, sin que existan en el idioma nativo otros términos equivalentes. Pero ¡Ay! de la clasificación universal del expolio de una republiqueta, cuyos miembros del gabinete Ejecutivo utilizan un verdadero diccionario para referirse al flagelo. A saber: “coima”, “queso”, “guiso”, “bájate de la mula”, “cuánto hay pa’ eso”, “cómo quedo yo ahí”, “tumbe”, “movimiento ‘e bemba”, “carne en el gancho”, “pa’ yo”,palangre”, “payola”,tajada”, “¿me quieres o no me quieres?”, “expropiación revolucionaria”,dame una fuelza bolivariana”.

Si el funcionariado del respectivo gobierno, además de tal riqueza idiomática, agrega muecas, guiños y hasta sonidos guturales en clave Morse para hacerse inmune a escuchas indiscretas, lo menos que puede reflejar un verdadero baremo es un inmisericorde menos cinco, en lugar del blandengue  y hasta bobalicón, 2.1, al cual hacíamos referencia al comienzo.

Otro de los signos más precisos para determinar cómo de bate el cobre –o el cobro- entre de las autoridades de un determinado país, es la reacción al saberse clasificados entre los peculadores más impúdicos del planeta.

-¿Y? –  respondió mientras se encogía de hombros, cierto anciano retorcido y malamañoso, integrante del Ejecutivo revolucionario, el año pasado, cuando se enteró de las conclusiones de “Transparencia Internacional” correspondientes al período 1999-2004. En tales casos, procede la penalización con siete puntos, para cada uno de los reportes de la próxima década.

TURNO PARA TRANSPARENCIA. Y ahora llegamos adonde no queríamos llegar. Nos referimos a la descalificación de las ONG, que se dedican a la mencionada clase de mediciones. Algo que los incriminados suelen  intentar con el poco ocurrente “¡al ladrón, al ladrón!” que en este caso específico, se concretaría con una supuesta investigación del contralor general, Clodosvaldo Russián.

Los venezolanos de mi tiempo, nos reímos mucho con un incidente atribuido al general Gómez. Este último va a visitar sus fincas de Aragua y en la travesía se detiene en Villa de Cura, cuyo jefe civil, es un viejo amigo de La Mulera

- ¿Y no ha hecho ni un solo preso, compadre? Malo, malo…

Como el Benemérito se iba a regresar por la misma ruta, el compadre le pide a un vecino que acceda a posar como encarcelado. Vuelve Gómez y se encuentra al falso detenido:

- Así será usted, que un hombre como mi compadre, ha tenido que encerrarlo. Lo condeno a trabajos forzados.

“Transparencia Internacional” tiene la palabra. Ratifica y hasta amplía cuanto ha dicho o calla para siempre. En esta última hipótesis, tendremos que parafrasear al generalísimo: así será “Transparencia” que fue el único preso  de don Clodosvaldo.

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio