Como se ve, nada nuevo bajo el sol, en particular,
en lo que se relaciona con la republiqueta mencionada en último término. A
excepción que, al contrario de mediciones anteriores, la noticia no
desencadenó desmentidos, ni reacciones airadas, sino que la réplica oficial
se limitó a una indiferencia jaquetona.
LA CORRUPCION SALVARA LA REVOLUCION. Se ha satanizado un tanto, el problema de la corrupción. Por supuesto, hablamos de
una lacra que se debe erradicar o por lo menos reducir a su mínima
expresión. Pero en el caso de determinados gobernantes, que por ineptitud o
porque dependen de órdenes del extranjero, la fruición de meter mano en la
Tesorería, constituye una herramienta que impide la paralización, por no
decir el colapso total de la administración pública.
UN ALCALDE NO PUEDE RECOGER LA BASURA. La tarea
rebasa su capacidad, porque carece de formación, no digamos para limpiar
su municipio, sino, para asumir, incluso, su higiene personal. Un jefe de
Estado, es incapaz de organizar una explotación petrolera. Su único
parámetro en la selección de sus colaboradores, es la incondicionalidad y la
extracción, procesamiento y comercialización de hidrocarburos no depende de
obediencias perrunas, sino de la intervención de especialistas. Es en tales
situaciones donde aparece la fruición por rascabuchear el erario público,
como ángel salvador de la patria.
El alcalde desaseado, otorgará a cambio de soborno
la concesión para la recolección de basura y el Presidente incompetente y
cipayo, previo depósito en su cuenta off shore - porque hay que
asegurar la subsistencia ante una eventual derrota de la revolución -
transferirá la operación petrolera a un segundo país. Ambos, sumarán puntaje
para el próximo campeonato mundial del peculado ¡ Pero qué diablos ! Mientras
tanto, se venderán algunos barrilcillos de petróleo y aunque sea unos
cuantos pipotes de desperdicios serán acarreados hasta el botadero
respectivo. Peor es nada.
EL CORRUPTOMETRO. Lo que explican poco las agencias
especializadas, es cómo miden la corrupción. Un primer, segundo o tercer
puesto alimentará ciertos egos. Pero eso no es lo principal. Lo que
cuenta de veras, es si la comezón depredadora, se mantiene dentro de unos
límites razonables, capaces de lubricar el desarrollo de un país o si, por
el contrario, su fase terminal demanda soluciones extremas. A continuación
ofrecemos un corruptómetro, para que sean los lectores, quienes dictaminen
sobre las medidas necesarias.
Son las 3:00 p.m.. Las agencias internacionales
transmiten la novedad que cierta republiqueta ha sido declarada campeona
mundial del cohecho. (1) El presidente de la República, convoca de
emergencia al Fiscal, al Contralor y a los jefes de las policías, para
anunciar investigaciones hasta las últimas consecuencias, que de ninguna
forma pararán en nada; (2) El Presidente, en su programa dominical, al
comentar la noticia sufre una pataleta. Denuncia un complot internacional
dirigido por Bush, la CIA y la oligarquía colombiana y les declara una
guerra asimétrica; (3) El mismo Presidente, delega en uno de sus
colaboradores la respuesta del gobierno. El encargado de la réplica es un
anciano retorcido, que se ha convertido en paradigma del caradurismo y la
degeneración.
- ¿Y? . . . - responde el vocero oficial, con su risita
de medio lado, cuando los reporteros le piden sus comentarios sobre este
nuevo miss Universo del latrocinio.
Si marcó (1), queda poca, pero hay esperanza. Si
marcó (2), la cosa está fea pero se puede componer. Si marcó (3) ¿qué hace
allí sentadote, llenando cuestionarios? Inscríbase en el MVR pa’ que sepa
dónde está el sabor.
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