Blancanieves Bolivariana

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Ahora que se requiere la actualización de los clásicos infantiles, les presentamos el cuento de la Blancanieves Bolivariana . . .


 

 

Fue necesario hacerle algunos ajustes a la versión original del presente relato. Ocurre que a la madrastra le dio por gimotear que los ataques contra su gestión malandra no eran por su condición de tal, sino a causa del color de su piel. Visto de esa manera, en la disyuntiva de vernos acusados de racistas, por matones como Don King, que le cobran a la doñita en especie –en especie con joyas de la corona, no se piense mal- o en la posibilidad de modernizar el cuento tradicional, nos hemos inclinado por lo menos traumático.

 

De allí que en lugar de Blancanieves, con las implicaciones de asociar belleza y bondad, con la baja concentración de melanina, rebautizamos a la protagonista como Decenciamínima. Podríamos haberlo hecho con  nombres más a tono con la sedicente revolución. “Negramatea” o “Tierrapa’abono”, nos hubiesen quedado grandiosos. Pero en tal caso las denunciantes por segregación habrían sido las catiras, de modo que con “Decenciamínima” creemos haber llegado a una solución que no ofende  a ninguno.

 

ES IMPOSTERGABLE LA MODERNIZACION DE LOS RELATOS INFANTILES. Los hermanos Grimm,  Andersen y demás maestros del género escribieron de buena fe. Pero hoy vivimos tiempos diferentes. Un noble que en pleno siglo XXI se enamora de una sirenita, corre el riesgo de ser procesado por una ONG defensora del medio ambiente, igual que un sapo convertido en herededro de la corona, tiene derecho a indemnización si el hechizo los transforma en el súperbobo del ex marido de Lady Di, por muy príncipe de Gales que sea.

BLANCO O NEGRO. Es lo mejor que tienen los clásicos para la chiquillería. La gente es buena o villana. No existen allí las medias tintas de levantarse un día con el pie izquierdo y otro con el derecho.

En el ámbito de las predicciones, igual. Para leer el futuro no se contratan encuestas, siempre engañosas, en especial si son de empresas fantasmas norteamericanas que cobran con dólares de la partida secreta. En un cuento tradicional, se utilizan  herramientas más científicas. Un mago, una hechicera. O un espejo con DVD.

 

-¿Quién es la más forajida en varios kilómetros a la redonda? y el aparatejo, sin el auxilio de gráficos de torta ni de documentos en Power Point, responde sin evasivas:

- Tú, mi madrastra, en lo de forajida no hay quien te gane.

 

En este particular tenemos que ser justos. La mencionada dama había ganado su campeonato universal sin ayuda de nadie. Violación de derechos humanos, comanditas con la narcoguerrilla y el terrorismo fundamentalista, intentonas de fraude electoral, pero sobre todo comenzón a la hora de meter mano en la Tesorería Real. En cuanto a Decenciamínima (o ex Blancanieves) la llevaba por la calle de la amargura.

 

En algún momento, el espejo milagroso, lanzó una terrible advertencia.

-Mi madrastra, su reinado peligra. La tal Decenciamínima, conspira contra su permanencia en el poder. . . 

Fue cuando entró en escena el representante de la vindicta pública. Un destripador de la justicia que tenía un método muy personal de enviar al otro mundo a los caídos en desgracia con su ama. Los conducía bosque adentro y una vez allí, les comenzaba a recitar versos de su autoría. Varios de los condenados fallecieron por ataques de pena ajena. Otros, ante tamañas ridiculeces, murieron de risa. Decenciamínima, una purista del castellano, no soportó la tortura. Pero la jovencita, tampoco era tonta. En uno de los tantos despalomamientos de su verdugo, huyó y pidió asilo.

 

¿Quién envenenó a la chica una vez en su refugio?

 

En la versión bolivariana de este drama tenemos enanos morales para todos los gustos. Hay quien afirma que quien sumistró la pócima maldita, fue un negrito genuflexo y reilón, a diente pelado, que celebra todos los desplantes de la madrastra cuando sale por la TV. Otros aseguran que el atentado se originó en un arrebato de celos que el enano de “Aquellos Ojos Verdes”, sufre por Decenciamínima. El septeto, se completa con facilidad. El  “Trisoleado” -cualquiera de los dos- capaz de cualquier cosa con tal de seguir en el ajo; las tres criaturitas del ente electoral a las órdenes de la bruja, hasta llegar al máximo “correpo’elsuelo” en materia de principios. Nos referimos al Vicemadrastro, un hombre que a la hora de empequeñecerse lo ha hecho a razón de varios centímetros por segundo.

 

Este cuento tiene un final feliz. Pero habrá que esperar hasta el próximo 15 de agosto, cuando “Decenciamínima” despertará de su  letargo de cinco años y seis meses. En lo que se refiere a las madrastras, merecen un desagravio. Tampoco es justo que en pleno siglo XXI las sigamos comparando con semejante clase de malandrines.

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio