Pocas palabras con un significado tan variado. Un
mohín particular, algún labio torcido, cierta inflexión en el acento
prosódico de la "i" en el momento preciso, y ya. Tendremos al
condiscípulo inseparable desde la primaria, al señor con quien de manera
ocasional tomamos café las mañanas, antes de entrar al trabajo o al
tipejo que tras el calificativo, espera la primera oportunidad para
pegarnos un garrotazo.
Amiga, lo mismo. En boca de un caballero la
polisemia se multiplica por 100, según la impostación de la voz,
dirección de la vista o la intensidad de los pensamientos. A saber: la
quedona, la sargentona, la bruja, la choricilla, la santa, la semisanta,
la compañera sentimental, la ex compañera sentimental, la futura
compañera sentimental, la mamá de mis hijos, la colega, el
"enganche" de media tarde o las novias platónicas, que uno va
teniendo tantas a través de nuestros largos y amenos cincuenta años.
Deporte nacional. Si en algo los venezolanos hemos
sido un tanto deportivos, es en esta materia. Entre nosotros la
consolidación de una buena amistad no aguanta sino el segundo whisky
porque a partir del tercero, lo que se genera allí, adquiere ribetes de
hermandad. No lo criticamos de ninguna manera, dicho sea de paso. Ni la
amistad, ni la hermandad, mucho menos el whisky.
No deja de ser paradójico. Esta manera
hipertrofiada, quizá vulgarota, de atribuirle al concepto amigo, las más
amplias acepciones, nos ha colocado varias veces al borde de la guerra. Es
muy sencillo. Lo que en Venezuela es simpático o pintoresco, en otros
lugares se mira como una afrenta que en muchos casos requiere lavarse con
sangre.
Escenario uno. Usted está en el Palacio de "La
Zarzuela", Madrid. Hasta ahora, nada especial. Salvo que usted es el
presidente de Venezuela y se encuentra de gira oficial para mejorar las
deterioradas relaciones con España a causa de que usted es financista de
la ETA, protector de la ETA y alcahuete de la ETA. Así que para romper el
hielo en medio de aquel ceremonial, se le ocurre "una de velocidad".
- ¡Caramba, doña Sofía, qué bien se ve! –
exclama, mientras le mete ojo a la Reina, en el pie, la rodilla, la
pantorrilla, la tibia y en el peroné, incluso más arriba del peroné -
!Juan Carlos como que le da siempre lo suyo!
Es a esta clase de demostraciones de supuesta
amistad a lo que me refería. Pueden desencadenar la vuelta de la escuadra
del teniente-general Pablo Morillo o el envío, esta vez a bordo de un
F-16 del mismísimo Boves.
Escenario dos. Usted no se encuentra en la Casa
Blanca. Sencillamente por allí no quieren verlo ni en fotografía. Pero
aprovecha un evento multilateral que se celebra en Toronto y en un
descuido de la CIA, logra plantarse frente a George Bush. Tiene varios
meses practicándolo.
- ¡Ai- yam- a- Yunaitesestates-fryend!
Perfecto, hasta allí. Pero a Baby Bush, no le
agradan los estudiantes de inglés confianzudos, que le puyan la barriga
con el dedote índice de la mano izquierda en supuesta expresión de
amistad, por mucho que ello sea una especie de santo y seña entre los
malandros de Sabaneta. Todavía peor si la fingida camaradería, es una
pretendida viveza criolla, con el propósito de ocultar que usted de
quien, no digamos amigo, sino verdadero compinche, es de El Chacal, de
Saddam Husseim, Kadhafi, Tiro Fijo, Mono Jojoy y Robert Mugabe y del
"señor" Goveia.
Los compinches. Dicho lo anterior, creo que ha
llegado el momento de quebrar una lanza por el presidente de Brasil. Días
atrás, un sector del principal partido de gobierno, lo acusó de haber
traicionado a Hugo Chávez. Todo porque el grupo de países designados
para ponerle fin a la tragedia de Venezuela, quedó conformado por
hipotéticos adversarios de la llamada revolución bolivariana.
Escribo esta crónica, el jueves 30 y el citado
Grupo de Países comienza a sesionar 24 horas más tarde. No queremos
presumir de "pitonisos". Pero nos jugamos la cabeza. Podemos
apostar que de esa mesa de no va a surgir que la solución, es que unos
generalotes corruptos, sigan con el tráfico de influencias en la
constitución de televisoras, eructen ante las cámaras, ni que vuelvan a
golpear señoras. O que se le envíe otro millón de dólares a Bin Laden
y se continúe el regalo de petróleo al régimen de Fidel Castro.
Quien se enorgullece del concepto, debe aceptar la
denominación. Lo otro es llamar a las prostitutas, trabajadoras sexuales
o a los barrenderos, ayudantes ecológicos ¡Qué amigos, ni qué amigos!
Ni siquiera en sus variadas acepciones. La Revolución Forajida, para
sentirse en ambiente lo que necesita es un Grupo de Países Compinches.
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