-¿Qué
será de mí, sin las clases de historia, geografía, trigonometría,
sexología, astrología, música, actuación, de gallineros verticales y
horizontales, de joropo, con sus respectivos etcéteras que se imparten
cada fin de semana? - le replicó su colega de los bigotes, que no aprobó
ni el tercer grado de primaria, que lee y escribe con dificultad, que suma
y resta con los dedos, pero que se siente con pleno derecho a ser el próximo
presidente de la Asamblea Nacional.
EL
PAQUETE GORILA. En un principio, la inminencia de la aprobación de
las leyes Mordaza y de reforma al Código Penal minimizó el vacío creado
por la suspensión, no tan temporal, como se verá, de las alocuciones
dominicales. Después de todo, el paquete de leyes gorila, pondrá fin a décadas
de atropellos de la prensa escrita, así como de sus pares radiales y
televisivos. Vale decir, al que no lo agarre el sin nariz de la censura de
las Comisiones de Programación de los medios radioeléctricos, para
preservar la pureza de nuestra infancia, no lo pelará el chingo de los
repotenciados delitos de difamación y vilipendio, según los cuales, a
los funcionarios bolivarianos ni con el pétalo de una rosa. O de un buen
cacerolazo.
¿Se
acuerdan de aquel film, protagonizado por Ugo Tognazzi, “La jaula de las
locas”, que narraba las aventuras y desventuras de una parejita de señores
con cierto tumbao? Pues no va más,
lo de las locas. La numerosa representación de ese gremio en el alto
gobierno bolivariano, puede salirse del closet - o de la jaula - sin temor
a las parodias irreverentes y sin necesidad de darse por aludida por la
exhibición de tal especie de películas. Blancanieves, será otra. Tendrá
que irse con su música y sus enanos para otra parte. Todavía la Comisión
de Programación a punto de juramentarse, debate los efectos que sobre la
formación de los niños, tiene el ejemplo de una chica que se mete en la
cama, al mismo tiempo, con siete hombrecillos. Pero de lo que no tienen
dudas estos censores en ciernes, es de la necesidad de
ponerle un parao a
cualquier sinonimia entre la nobleza de espíritu y la baja pigmentación
de la piel.
El
mundo de la salsa, tampoco se va a escapar de esta
razzia contra los peores
lastres culturales de la oligarquía. Las guarachitas “La bemba colorá”
interpretada por Celia Cruz (q.e.p.d.) y “Mataron al negro bembón”,
que hizo famosa “Maelo” (q.e.p.d, también) - en particular a causa
del estribillo “¿por qué lo mató, diga usted la razón? / ¡Yo lo maté por ser tan
bembón! / ¡Y ya, y ya, y ya!
-
serán pasadas a un tribunal disciplinario, post
mortem, para que se establezcan las responsabilidades del caso,
incluso, la fundada sospecha de incitacion al magnicidio.
ADIOS
A LA JALADERA.
No es dificil anticipar que la presunta victoria que significa la
implantación de un paquete legislativo, gorila y conculcador de la
libertad de expresión, terminará por volverse contra sus autores.
En
este particular ya sabemos quién será, al menos en teoría, el candidato
a la mayor de las mordazas. Salvo que calificar de
“plasta” al adversario o la
patanería de presumir de aquello
de lo que seguramente se
carece - como ofrecerle “lo suyo” a la propia - se erijan
como paradigmas del gentilicio y por consiguiente, de material formativo
para nuestra chiquillería.
La
eventual extinción definitiva de los “Alo, Presidente”, a causa de
las mencionadas reformas legales, constituirá una tragedia para la
continuidad revolucionaria. El negrito que forma parte del gabinete, no
tendrá dónde reírle a su jefe, a diente pelado, los chistes, malos, de
pésimo gusto o pasados de moda. José Vicente, se quedará sin dónde, ni
cómo demostrar que la verdadera lealtad no es reír chistes, sino
pasar ocho o más horas sin hacer una “necesaria” - y poner
la cara correspondiente - de modo de no perder, ni una mínima parte de las
peroraciones dominicales.
Será
el caos. La desolación. El descalabro total de un sistema meritocrático,
que a cambio de la obediencia perruna, obvia los deleznables, talento y
probidad. Sobre todo esta última.
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